Podemos

Los dos temas políticos del verano son sin duda alguna Cataluña y Podemos. Han conseguido desplazar, para contento de la “casta política”, (es decir de los partidos mayoritarios), el aborto de Gallardón, los ERES andaluces e incluso a Urdangarin y el folletín monárquico.

Dejo a otros la discusión sobre Cataluña que me parece importante como precedente de ninguneo del estado de derecho, pero que desde cualquier otro punto de vista encuentro indiferente, bien porque se haga independiente, dependiente o mediopensionista, aunque en cualquiera de los tres casos sería mejor que fuese miembro de pleno derecho de la Unión Europea.

Sobre Podemos si es interesante polemizar. Organizo la exposición en tres fases:

I.     ¿Qué es Podemos? ¿Es un partido de extrema izquierda autoritaria, al uso de los hermanos Castro de los 70, o es un partido populista carismático, al uso de los Chávez del siglo XXI, o es un partido que está dispuesto a ser una cosa u otra según le convenga para acceder al poder?

Aconsejo visualizar los dos vídeos del acoso a Rosa Díez en la Autónoma. En el primero se ve un conflicto clásico es decir un grupo de radicales tratan de boicotear, a gritos y forcejeos con la policía, una conferencia. En el segundo un grupo organizado impone que antes de que se inicie una conferencia, el conferenciante y los asistentes tengan que escuchar un panfleto descalificador. Por supuesto una vez que lo han leído se van si escuchar al conferenciante.

En el primer caso es un asalto típico de un grupo radical (en la Alemania de los 30 y la España de los 70 serían “fascistas”). En la España de hoy son extremistas de izquierdas o antisistemas. En el segundo caso es una maniobra propia del populismo totalitario. Creo que Podemos es un partido camaleónico que ha pasado de una base teórica marxista radical a la utilización del populismo mediático. Ese es un buen movimiento desde el punto de vista político, como lo muestran las europeas, pero es un primer aviso del carácter y de la ambición de su grupo dirigente.

II.    ¿Es su programa aceptable?

Es obvio que la contestación depende por un lado de la ideología de cada uno y por otro del análisis razonado de sus propuestas.

En mi opinión Podemos no tiene una propuesta de sociedad democrática, al menos en la forma en que entendemos en el mundo occidental la democracia (Nota 1). La idea de la “auténtica democracia” de Podemos es el castrismo y el chavismo como declara públicamente Pablo Iglesias en grabaciones visualizables en internet. Se puede argumentar que dado que Chávez ha sido el financiador de Podemos, Pablo Iglesias debe ser agradecido, pero creo que se puede ensalzar a Chávez o a los Castro (Nota 2) sin necesidad de tomarles como ejemplo democrático.

Un partido que acosa a conferenciantes políticos democráticos, que es partidario del acoso privado a políticos democráticos y que pone como ejemplo democrático a los Castro, no es un demócrata y no cree en la democracia. Quizá crea en otros tipos de democracia como la democracia proletaria, la popular o incluso la orgánica (como Franco), pero no en la democracia a secas.

El análisis de sus propuestas concretas es también poco esperanzador. Dos ejemplos: “La educación de calidad gratuita para todos”. ¿Quién no está de acuerdo con esta propuesta? El problema no es desear eso, sino cómo se consigue, como se organiza, como se financia, como se generan incentivos para que los recursos no se despilfarren, como se evalúan y se asignan méritos, etc.

Impagar la deuda del estado, toda o al menos la externa, es una propuesta injusta, porque no se entiende porqué el que ha prestado a un estado democrático no tiene derecho a que se le pague. También es irreal, si es la deuda interna parece impresentable que se impaguen las inversiones de los pensionistas y ahorradores españoles. Y si es la deuda externa la expulsión de España del mercado de capitales internacional sería inmediata.

Quizá es que el líder de Podemos,  sabe que si gobiernan, la economía iría tan mal que no podríamos pagar la deuda del estado, y lo advierte de antemano.

III.   ¿Es útil para sacudir a la casta política la aparición de Podemos?

Dos citas previas.

Los conservadores alemanes en los años 30 decían “dejemos que los nazis se encarguen de los comunistas que luego nosotros nos encargaremos de los nazis”

Keynes a sus asesores hablando sobre el diseño del sistema monetario internacional después de la segunda guerra mundial “el que nuestros amigos americanos digan sinsentidos no implica que la mejor contestación por nuestra parte sean sinsentidos”

Es cierto que nuestra vida política es cutre, sectaria y corrupta. Es cierto que necesitamos una regeneración política a fondo (lo cual solo puede empezar cuando seamos ciudadanos de mejor calidad de la actual). Es cierto que es difícil romper el conformismo de nuestros partidos políticos y conseguir que estos vuelvan a un espíritu menos sectario, más racional y menos corrupto. A pesar de todo considero peligroso que la contestación a esta situación venga de propuestas como la de Podemos. Creo que la discusión política no debe ser tanto sobre deseos si no sobre cómo conseguir esos deseos.

Al igual que en filosofía no es importante lo que se opina sino como se argumenta, en política no es tan importante decir que la corrupción y el sectarismo son malos sino qué vamos hacer para que dejen de ser tan comunes.

La propuesta de Podemos no cumple ninguna de estas condiciones. Ideológicamente no es democrática, operativamente es inexistente o infantil y lo único que hace es proponer ideales sociales sin ningún razonamiento sobre cómo llevarlos a cabo. Es posible que agite a la “casta” y mejoremos algo, pero me inclino a pensar que la “casta” va a terminar incorporando lo más fácil de Podemos, que es el populismo, y va a incrementar consecuentemente la desinformación y el diálogo de besugos, y con ello el sectarismo y la corrupción.

Nota 1:

Nuestra democracia es un sistema para decidir cómo organizamos la convivencia. Es posterior a las declaraciones de derechos, al constitucionalismo y al imperio de la ley porque se basa en estos para que los ciudadanos decidan como definen en cada momento las fórmulas operativas de vivir en sociedad.

Ese proceso de decisión debe ser libre e informado. La democracia no se acaba con la elección sino que continúa con la forma de ejercicio del poder. El gobernante democrático no solo es elegido democráticamente sino que gobierna democráticamente.

La democracia se basa en el respeto de la legalidad y de las formas, porque esta es la mejor manera (o la menos mala) de que los ciudadanos estén protegidos de los excesos del poder (ya sea el poder político, el poder de dinero o el poder social) y de que puedan decidir tentativamente como se resuelven los problemas cotidianos de la vida en común.

Nota 2:

Es interesante la conferencia de Fidel Castro en Princeton en 1959 en la que pone a la revolución cubana como ejemplo paradigmático de un proceso revolucionario que va en contra de la opinión política convencional, porque esta revolución se produce derrotando a un ejército organizado y en un país con una importante clase media. La “democracia castrista” ha conseguido en 50 años, bien es verdad que con el coste de suprimir las libertades, convertir a todos los cubanos en proletarios.